2019 fue un año marcado por tres importantes retrocesos para los derechos de las infancias y adolescencias Trans.

En primer lugar, tenemos el asunto de los UNIFORMES NEUTROS. La medida, acorde con la libre expresión de las diferentes identidades de género, fue objeto de controversia e inmediatamente reducida a la mitad de su expresión original, a solo unos días de haber sido lanzada. Se impuso más el miedo a reconocer lo diverso que el derecho de las infancias y adolescencias a la libre expresión de su personalidad.

En segundo lugar está la iniciativa que desde hace meses duerme en el Congreso de la CDMX, mediante la cual se pretende que el cambio de nombre y género sea un trámite administrativo, ágil, sencillo, no patologizante y no oneroso para menores de 18 años. Dicha iniciativa iba bien hasta que una minoría integrada por tres diputados del PAN que representan los intereses más retrogradas de la sociedad, lanzaron una campaña denominada “CON MIS HIJOS NO”, la cual, desde el nombre mismo, invisibiliza la diversidad que existe en personas de todas las edades, por lo tanto, al libre desarrollo de la personalidad que tienen niñas, niños, niñes y adolescentes. Afortunadamente, el retroceso en este caso no es definitivo sino temporal y confiamos en que la mayoría progresista del Congreso local logre que México se coloque a la vanguardia en Latinoamérica en materia de protección a los derechos de infantes y adolescentes trans*.

En tercer lugar, observamos un retroceso en las autoridades del Registro Civil de la CDMX. Esta instancia ha sido obligada por autoridades judiciales a expedir actas de nacimiento a menores de 18 años que han cambiado su nombre y género. Ante tales precedentes, su obligación legal era aplicar los controles de convencionalidad y constitucionalidad sobre la opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2017 para seguir actuando en el mismo sentido y tramitar favorablemente las solicitudes subsecuentes, en beneficio de infantes y adolescentes. En lugar de ello, han decidido replegarse en una zona de confort de la que solo saldrán cada vez que los obligue la resolución de un juez.

Tania Morales

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