El 27 de julio del 2019, más o menos a las 4 de la tarde yo estaba en las oficinas del Registro Civil y la Directora me daba una acta de nacimiento que decía “Luis, género: masculino”. El verlo en papel, significaba tanto, porque no solo me estaban dando, creo yo, un acta de nacimiento, sino que me estaban regresando una armadura de la cual tres años antes el Estado me había despojado, porque es bastante irónico que en el momento en el que te das cuenta de quién eres en realidad y qué lugar quieres ocupar en este mundo es cuando te quitan la oportunidad de hacerlo, el Estado me dejó un poco, o bastante vulnerable en un mundo que no está hecho para nosotrxs, en un mundo en donde tienes que pelear por una validación, todo el tiempo, y es que, qué puedes pelear si a los ojos del Estado no eres digno ni siquiera de una identidad.

Hace 2 años mi familia y yo estábamos buscando una forma en la que yo pudiera tener un acta de nacimiento que me representara como cualquier otra persona tiene derecho, y es que nos encontramos que teníamos que pasar por un juicio que pedía un dictamen psiquiátrico de mi parte, que pedía exámenes psicológicos de ambos padres, que pedía testigos que afirmaran que yo era lo que estaba diciendo que yo era, y pedían una interrogación con el Juez para que él pudiera hacer todas las preguntas que él quisiera. Un juicio donde parece que todas las personas tienen más voz sobre ti, que tú mismo, y es un juicio en donde tienes que aceptar que hay algo mal en ti para que te den lo que necesitas, es deshumanizante y patologizante, y es injusto, porque no somos casos, somos niños, niñas y adolescentes que tienen una cara, que tienen un nombre y una voz, que tenemos vidas, que se ven afectadas por una resolución de una persona que tal vez ni siquiera tiene la capacidad de decidir. Es por esto que decidimos que no íbamos a meternos a eso, decidimos que nos íbamos a amparar, es algo que no se había hecho antes y no sabíamos qué íbamos a sacar de ahí, pero lo que sabíamos era que la única persona que iba a definir quién era yo, era yo mismo.

Fueron dos años de bastante incertidumbre, de pelea,  de desgaste, de apoyo de familia, amigos, abogados, de personas que hicieron que al final de esos dos años se lograra, y valió la pena, porque después de esos dos años, cuando me entregaron mi acta de nacimiento, lo único que tuve que hacer, fue firmar un consentimiento informado, como cualquier otra persona mayor de 18 años lo hace cuando quiere cambiar su nombre y su género en su acta de nacimiento, yo fui el afortunado, porque hay otros cientos de familias que no saben que esa siquiera es una oportunidad o una posibilidad, hay cientos de familias que se ven obligados a tener que someterse al juicio, porque es la única forma en que van a obtener lo que necesitan y hay familias que ni  siquiera tienen esa capacidad, porque no tienen por ejemplo los ingresos suficientes ya que es un juicio costoso y tardado.

Yo estuve 2 años sin una identidad que me representara y lo que tuvimos que hacer fue negociar en todos los ámbitos de mi vida para que se me tratara como yo quería que se me fuera tratado, primero fuimos a la escuela y después de algunas negociaciones, no fueron tantas, entendieron lo que yo necesitaba, que era poco en realidad, era que cambiaran mi nombre en una lista, que me llamaran por un nombre que no me hiciera retorcerme en el escritorio cada vez que me llamaran en frente, dejarme entrar a un baño en donde yo me sintiera cómodo, poder hacer ejercicio al lado de amigos con los que yo me sentía identificado, también que me protegieran de violencias y de bullying o acoso en la escuela si se daba el caso y es poco en realidad, pero para gente que vive esto todos los días significa todo.

Por otro lado también se vieron afectadas mis aspiraciones, porque yo ya tenía una idea, yo sabía qué quería estudiar, en qué universidad, y cuando me doy cuenta que no tengo papeles el miedo se apoderó de mi, porque qué iba a pasar, cómo iba a entrar a una universidad si ni siquiera tenía un nombre que me representara. Entonces estos dos años de incertidumbre fueron muy desgastantes, porque no te dejan concentrarte en lo que realmente importa, que es volverte una mejor persona, es poder encontrar pasiones en tu vida y es poder estudiar libremente y crecer libremente. A parte de esto yo no quiero hablar de esto como una tragedia, porque esto no es una tragedia y yo no soy una víctima tampoco, yo ya lo logré, yo ya salí de esto, yo estoy aquí hablando porque hay otros cientos de niñas y niños que no tienen esa oportunidad, yo estoy aquí hablando porque se que esta realidad se puede cambiar también, sé que hay diputados y diputadas que tiene la posibilidad increíble de hacer un bien a todas estas personas, porque sus vidas dependen de eso, sus sueños y sus aspiraciones también, estoy aquí hablando porque sí hay un sueño de un futuro en donde no tengamos que pelear por nuestro derecho a existir, estoy aquí hablando porque hay un futuro que sí es posible.

Luis

#MiDerechoAExistir #InfanciasTrans